El Principio de Polaridad


«Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse».

El principio de la polaridad es un concepto fundamental en la metafísica que sostiene que todo en el universo posee dos aspectos opuestos pero complementarios. Este principio nos ayuda a comprender la dualidad inherente a la existencia y cómo los contrastes no solo coexisten, sino que también se necesitan mutuamente para dar sentido a la realidad.

La polaridad implica que todo tiene su contrario: luz y oscuridad, frío y calor, amor y odio, positivo y negativo. Sin embargo, estos opuestos no son entidades separadas, sino extremos de una misma escala. Por ejemplo, el calor y el frío no son cualidades absolutas, sino grados de una misma condición térmica. Del mismo modo, cuando amamos demasiado a alguien también pasamos al extremo del odio con demasiada facilidad. Tal como lo afirma El Kybalión, los opuestos son lo mismo. La polaridad nos enseña que los opuestos pueden transmutarse entre sí, dependiendo del grado o la intensidad con la que se manifiesten. 

¿Cuál es la razón por la cual debemos aprender a armonizar los opuestos?  La respuesta es sencilla: encontrar la unidad en todo. La diferencias que percibimos no son reales. Lo que existe es la Unidad, y si percibimos divisiones, manifestamos conflictos. Cuando empezamos a ejercitarnos para encontrar la unidad en todo, el resultado que se obtiene es la paz.

El principio de la polaridad se vincula con el Principio de la Vibración, pues todo en el universo está en constante movimiento y transformación. La oscilación entre polos opuestos genera el dinamismo necesario para el cambio y la evolución. En este sentido, la polaridad no solo describe una condición estática de dualidad, sino un proceso continuo de equilibrio y ajuste.

En la vida cotidiana, comprender el principio de la polaridad nos permite aceptar que tanto las experiencias positivas como las negativas son parte del mismo proceso de crecimiento. Nos ayuda a trascender la visión de los opuestos como elementos irreconciliables y a reconocer la posibilidad de transformación. Así, podemos aprender a armonizar nuestras emociones, pensamientos y circunstancias, utilizando la polaridad a nuestro favor en lugar de verla como una fuente de conflicto.



LAS SEMIVERDADES

El principio de polaridad sostiene que «todas las verdades son semiverdades». En otras palabras, nadie en el planeta Tierra posee la verdad absoluta; cada persona tiene su propia parte de la verdad. Al igual que en un rompecabezas, al unir nuestras perspectivas con las de los demás, nos acercamos a una comprensión más completa. Por esta razón, es fundamental escuchar a los otros, pues siempre hay algo nuevo que aprender. 

Cuando enfrentamos personas o situaciones que desafían nuestra forma habitual de pensar, lo más sabio es pedir guía a nuestro Espíritu. Preguntarnos: ¿Qué debo aprender de esto? ¿Cuál es el mensaje o la semiverdad que se me presenta?



LA POLARIDAD DAR/RECIBIR

Muchas personas se quejan de que dan mucho y reciben poco. Sin embargo, quien está acostumbrado a dar sin medida se encuentra atrapado en uno de los polos de la polaridad y, mientras permanezca en esa posición, será difícil que reciba algo del Universo. Esto sucede porque dicha persona vibra únicamente con la energía del dar y carece por completo de la energía opuesta: la del recibir. De hecho, muchas de estas personas se sienten incómodas cuando reciben un regalo o un cumplido, y en algunos casos extremos, incluso los rechazan. El principio de la polaridad nos enseña que podemos transmutar una energía en su opuesta para lograr el equilibrio y manifestar un resultado deseado.

Para cambiar esta situación, es necesario aprender a recibir. Si alguien nos hace un regalo, basta con aceptarlo con gratitud y bendecirlo, sin sentir la necesidad inmediata de corresponder con otro obsequio. Si alguien nos dedica un cumplido, simplemente debemos agradecerlo. Puede parecer sencillo, pero para muchas personas no lo es.

Esta dificultad para recibir suele estar relacionada con creencias inconscientes. Algunos temen que aceptar algo de otros los haga depender de su voluntad. Otros sienten que no lo merecen o que no lo necesitan. Cualquiera que sea la creencia limitante, debe ser reemplazada por un pensamiento de gratitud y merecimiento. Como estudiantes de metafísica, debemos estar siempre abiertos y receptivos a todo lo que el Universo quiera brindarnos.



EQUILIBRANDO LA ENERGÍA DEL RECIBIR

En términos energéticos, quien no recibe es porque no ha desarrollado la polaridad del «recibir». Una forma práctica de trabajar en ello es a través del cuerpo.

La mano izquierda y todo el lado izquierdo del cuerpo están relacionados con la energía de la recepción.
La mano derecha y su lado correspondiente representan la energía del dar.

Para quienes tienen dificultad para recibir, un ejercicio sencillo consiste en cerrar la mano derecha y abrir la izquierda, moviendo los dedos hasta generar calor en la palma. Este gesto ayuda a activar los canales energéticos de la receptividad. Para las personas zurdas, la regla se invierte.



EJERCICIO PARA ACTIVAR LA ENERGÍA DEL RECIBIR

Para fortalecer la receptividad, podemos realizar un ejercicio sencillo cada mañana:

Extender los brazos, abrir ampliamente las manos y afirmar con emoción: «Estoy abierto y receptivo a todo lo bueno para mí. A partir de hoy, acepto abundancia de amor, dinero, salud, éxito, felicidad y todo bien que ya me ha sido dado y que merezco. Y lo acepto ahora mismo.»

Repetir esta afirmación con convicción nos ayuda a cambiar nuestra programación mental y energética.
Si el objetivo es recibir más amor, podemos afirmar: «El Amor Divino me conduce a una relación amorosa con mi pareja perfecta y me mantiene en ella. Ahora acepto con amor a la pareja ideal para mí, que se manifiesta en el plano físico en este instante, porque soy capaz de amar, digna de ser amada y estoy lista para recibirlo en mi vida. Gracias, Dios, porque él/ella ya está en mi vida. Y así es.»
Si lo que deseamos es más prosperidad y dinero, podemos decir: «Mis ingresos aumentan día a día. Soy próspero y exitoso en todo lo que emprendo.»

Para que estas afirmaciones sean efectivas, es fundamental repetirlas en tiempo presente y en voz alta, ya que la palabra tiene una vibración más poderosa que el pensamiento. Además, podemos reforzarlas con gestos que las acompañen. Por ejemplo, al afirmar que nuestros ingresos aumentan cada día, podemos agacharnos ligeramente y, al enderezarnos, extender los brazos mientras repetimos la frase. Cuanto más expresivos seamos al decretar, mayor será el impacto energético, acelerando la manifestación de nuestros deseos.


LA IMPACIENCIA

El deseo de obtener resultados rápidos o de alcanzar mayores niveles de comprensión puede generar una frustración difícil de superar. Para muchos, la palabra «paciencia» es casi una mala palabra y una virtud complicada de desarrollar.

Desde un punto de vista metafísico, la impaciencia no es más que una resistencia al cambio y una incapacidad para incorporar algo nuevo. Es similar a sembrar una semilla en tierra fértil: al principio, brota un pequeño retoño frágil y tierno, fácil de destruir con un simple pisotón. Sin embargo, si lo cuidamos y regamos a diario, la planta crecerá fuerte y resistente, capaz de soportar cualquier tormenta. Así, con el tiempo, dará flores y frutos.

Tal como sucede en la naturaleza, todo en el Universo tiene su tiempo de gestación. Cuando intentamos cambiar un aspecto de nuestro carácter, es como si plantáramos una nueva semilla en nuestra Conciencia. Para cosechar frutos en el futuro, debemos nutrir con paciencia aquello que estamos desarrollando. Las personas impacientes suelen esperar resultados inmediatos, lo que es prácticamente imposible. En los primeros intentos, es normal volver a los hábitos anteriores, pero con práctica constante, la nueva conducta se arraigará en nuestra personalidad.



EL PRINCIPIO DE POLARIDAD Y LA GESTIÓN DE TIEMPO 

El Principio de Polaridad nos ayuda a vivir en el presente sin preocuparnos por el futuro. Muchas personas se angustian por lo que podría ocurrir, sembrando dudas y miedos en su Conciencia, lo que solo agrava sus problemas. La preocupación actúa como un imán que atrae precisamente aquello que tememos.

Cuando decidimos cambiar nuestra vida y movernos de un polo al otro, es normal que aparezcan dificultades. La gente común lo interpreta como «mala suerte», pero el metafísico comprende que estos obstáculos son oportunidades para sanar y evolucionar.


«Somos nosotros quienes elegimos cómo pensar, hablar, sentir y actuar. Somos los arquitectos de nuestra vida y destino».



DESAFIANDO EL KARMA

Durante el proceso de manifestación de tus deseos, notarás algo curioso: aquello que más anhelas suele parecer más difícil de alcanzar, mientras que otros deseos menores se materializan casi sin esfuerzo.

También puede ocurrir que eventos importantes se manifiesten sin que los hayas programado conscientemente en tu mente. A raíz de esto, podrías llegar a la conclusión errónea de que planificar tus deseos interfiere con su cumplimiento. Sin embargo, esto no es así.

Todo lo que se manifiesta con facilidad es aquello que, de alguna manera, ya hemos conquistado en nuestra Conciencia. En un nivel mental, lo consideramos posible, nos sentimos preparados para recibirlo y sabemos que lo merecemos. Muchas de estas situaciones han sido trabajadas en vidas anteriores, por lo que se presentan con fluidez en la vida actual. 

Cuando comenzamos a elegir conscientemente, estamos desafiando las limitaciones impuestas por nuestro karma. Empezamos a utilizar nuestra voluntad para lograr un resultado que aún no hemos alcanzado, valiéndose de herramientas como afirmaciones, visualizaciones y meditaciones.

Al iniciar nuestro proceso de manifestación nos enfrentamos a todo aquello que se opone a nuestro deseo. Una persona que ha vivido siempre en la pobreza y elige ser rica deberá confrontar todos los pensamientos de escasez arraigados en su interior, y luego hacer un esfuerzo consciente para reemplazarlos por pensamientos de abundancia y prosperidad.

En el camino, pueden manifestarse situaciones parciales que no corresponden exactamente al objetivo final. Por ejemplo, la persona que busca riqueza puede empezar a recibir ciertos ingresos adicionales, aunque aún insuficientes para alcanzar su meta. Estas manifestaciones son señales de que estamos en el camino correcto. Lo importante es interpretarlas como avances y continuar con el trabajo interno. 

Si algo se manifiesta de forma incompleta, no te decepciones, sino sigue adelante. Tarde o temprano, verás el resultado total. Recuerda que estás desafiando las reglas impuestas por tu destino porque has elegido crecer y vivir mejor. No hay nada de malo en ello, sino todo lo contrario. Pero ten en cuenta que esta evolución requiere esfuerzo.



EJERCICIO: AUMENTAR LA POLARIDAD OPUESTA

A partir de nuestra "Lista de Objetivos", debemos analizar cada uno de ellos y preguntarnos: ¿qué polaridad necesitamos desarrollar? La técnica consiste en identificar el polo opuesto dentro de la misma naturaleza y comenzar a elevar su frecuencia vibratoria.

Por ejemplo, si queremos resolver un problema financiero, debemos enfocarnos en la polaridad pobreza/riqueza. Si el problema nos sitúa en el lado de la pobreza, entonces necesitamos comenzar a desarrollar la energía del polo opuesto.

Para lograrlo, utilizaremos afirmaciones, visualizaciones y cualquier elemento externo que nos ayude a implantar pensamientos de abundancia en nuestra mente. De este modo, poco a poco crearemos la vibración de la riqueza, la cual, tarde o temprano, se manifestará en nuestra realidad.

Desarrollar el polo opuesto significa empezar a actuar como si ya estuviéramos alineados con él. Retomando el ejemplo anterior, podemos "fingir" que el problema está resuelto mediante pequeños actos simbólicos. Una estrategia efectiva es comprar algo en el supermercado que nos haga pensar en la prosperidad. No es necesario gastar grandes sumas de dinero; basta con utilizar la imaginación y la intención.

Esta técnica también se aplica a cuestiones amorosas. Si una persona se encuentra sola, está dentro de la polaridad soledad/compañía. Para salir del polo de la soledad, primero debe repetir afirmaciones y visualizar a su pareja ideal. Luego, lo más importante es "fingir" que esa persona especial ya forma parte de su vida. Para ello, puede tomar diversas acciones concretas, como preparar su hogar para recibir a su futura pareja: ordenar su habitación, redecorar algunos espacios, cambiar cuadros o incluso comprar un regalo simbólico. Todo debe hacerse con la intención de generar la energía de estar acompañado. Así, el metafísico trae el futuro al presente.


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